En algunos casos la escalera es el eje central de la vivienda y en otros casos queda en un segundo plano. Por lo general siempre tiene un cierto protagonismo, ya que por su particular forma se puede llegar a considerar como un elemento escultórico y como tal debería tratarse, dedicándole un poco de tiempo para imaginar y proyectar su diseño, forma o materiales que vamos a utilizar.
Este post queremos dedicarlo a las escaleras voladas, uno de los sistemas más estéticos que existen a la hora de optar por una escalera.
Ventajas y desventajas
El sistema de escaleras flotantes o voladas tiene como desventajas un mayor coste del de una escalera normal, una cierta sensación de vértigo a la hora de subir y bajar y la necesidad de que la pared a la que van anclados sea muy robusta y permita alojar una buena estructura de metal interna que la soporte, pues por flotantes que sean al final van a tener que soportar el peso de un niño o persona adulta gruesa, por lo que no es apta para todos los públicos (si dudas, lo mejor es que pidas consejo a un arquitecto profesional, que te aconsejará sobre la viabilidad de esta opción).
Como ventaja principal sin duda la cuestión estética está entre las principales, ya que amplía el espacio visual de la vivienda, aligera esta estructura (normalmente pesada) y deja pasar la luz entre escalones (lo que permite no sólo ampliar la luminosidad de la vivienda sino ciertos juegos estéticos de iluminación).
Además da un cierto caché a la decoración de conjunto (se consideran escaleras de alto diseño) y permite aprovechar el hueco inferior ya sea para colocar una estantería, una zona de trabajo o hasta una cocina.
Los materiales
En cuanto a los materiales, puedes jugar con los que estén presentes en el resto de la decoración (madera, metal, piedra, vidrio, etc.) o contrastar completamente eligiendo un material muy distinto. La estructura normalmente suele ser de acero o metal (tiene que soportar el peso de una persona), así que salvo que la escalera vaya en este material, lo que vemos normalmente es el revestimiento.
La barandilla
En este tipo de escaleras la barandilla pasa a un segundo plano, ya que tienden a tapar los escalones. Muchas de ellas no llevan barandilla (sobre todo en las revistas ;-), pero es cierto que entraña riesgos sobre todo si hay niños pequeños o mayores en casa (y aunque no lo sean, probad a subir por una escalera “al aire” y veréis qué vértigo).
Por eso, aunque suelen quedar tremendamente estéticas, a efectos prácticos te aconsejamos que integres un quitamiedos o una barandilla ligera en el diseño. Puedes escogerla de vidrio para que no se aprecie mucho, puedes colocar unas varillas que cuelguen del techo, formando parte de la propia estructura u optar por un pasamanos junto al muro que te permita agarrarte a él mientras subes.
Los peldaños
En las escaleras flotantes los peldaños son otro mundo. Puedes diseñarlos como quieras siempre y cuando cumplan unos requisitos ya que normalmente se diseñan con fórmulas específicas para que todos los peldaños sean de la misma altura sin resultar incómodos, lo que variará según la altura de la planta superior y el espacio en horizontal del que dispongas para el hueco de la escalera. Como ejemplo, puedes diseñar unos peldaños más alargados que otros para que descansen en una estantería hecha a medida, los puedes hacer con forma de barco, de vidrio, en pasos alternados, o bien dejar los escalones sueltos, anclados a una viga central o a una lateral.
En cualquier caso, os dejamos algunos ejemplos de escaleras flotantes para vuestra inspiración. ¿A que son bonitas?
28018 Madrid
